Cinco razones para unas expectativas que comienzan a reafirmarse en Buenos Aires.

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Con la primavera instalada ya en Buenos Aires, ha sido un privilegio haber estado de nuevo allí unos días, participando en el Foro Abeceb. Se trata de la cita internacional de referencia en el Cono Sur latinoamericano a la hora de abordar los desafíos y las oportunidades para la estrategia empresarial en la región y, en esta 15ª edición, ante la incertidumbre que deriva del nuevo orden internacional.

Un año ha transcurrido desde mi paso anterior por Argentina, tiempo suficiente para apreciar una importante progresión, con expectativas que se van reafirmando. Por lo que, una vez de vuelta a Europa y Madrid, comparto a continuación algunas reflexiones con la libertad, la distancia y, a buen seguro también, las imprecisiones, que otorga la mirada desde fuera.

La literatura económica ha mostrado de forma consistente que el desempeño sostenible de una economía, especialmente en el medio y largo plazo, depende de la estabilización macroeconómica y de la implementación de reformas estructurales, en base a una base política sólida que las respalde. Como señala Dani Rodrik, el éxito económico requiere un liderazgo político comprometido con los principales objetivos de política económica y capaz de sostener un equipo económico coherente y coordinado. Ese liderazgo debe ejercer su autoridad en apoyo de los ministros responsables de las áreas económicas, al tiempo que actúa como garante de la independencia de las instituciones clave, en particular de los bancos centrales, tal como destacan los trabajos de Alberto Alesina y Kenneth Rogoff, entre otros.

En el caso de Argentina, la relación entre los distintos actores políticos y económicos puede haber sido excesivamente estrecha y dependiente, si se juzga por los resultados de las últimas décadas. Incluso, de manera más simbólica, un paseo por la ciudad ayuda a constatar la cercanía física entre la Casa Rosada y el Banco Central de la República Argentina, a solo dos cuadras, y puede ayudar a entender esa interdependencia. Además, a un lado y otro de la sede presidencial, en la misma Plaza de Mayo, se ubican el Banco de la Nación Argentina y el Ministerio de Economía. Quizás, en este caso, algo más de distancia, tanto institucional como literal, podría haber favorecido una mayor estabilidad macroeconómica y una trayectoria más firme del peso argentino.

Sin embargo, para mi sorpresa, en estos días participando en la última edición del citado foro estratégico, el centro de la conversación no ha estado monopolizado por el tipo de cambio, su flotación dentro de bandas o incluso en el debate de la dolarización, ni en muchos otros elementos de interés en el corto plazo. La mirada ha estado concentrada en el medio y largo plazo, ayudados por un programa centrado en abordar los principales motores del cambio del nuevo orden global, entre los que destacan la geopolítica -e incluso la astropolítica como se ha expuesto durante la cita-, la tecnología y la Inteligencia Artificial. El debate ha podido así situarse en los asuntos estratégicos para los decisores empresariales y públicos, lejos del cortoplacismo, gracias al clima que se respira en el país, a mi juicio, de un optimismo medido y con expectativas que se van reafirmando.

Este optimismo, más sereno quizás que en alguna etapa anterior, ante las experiencias del pasado, está fundamentado en bases relevantes:

  1. Una política económica que ha conseguido contener la inflación y ajustar las cuentas públicas mientras se abría progresivamente al exterior, lo que parecía imposible hace solo dos años. Se encuentra ya en marcha el Régimen de Incentivos Fiscales para Grandes Inversores (RIGI).
  2. Unas líneas de financiación y de intercambio de divisas inéditas por parte de Estados Unidos y anunciadas por Donald Trump, que permiten proteger al peso y a la deuda argentina de los ataques y las dudas a los que se han enfrentado durante el pasado mes de octubre.
  3. Fruto de lo anterior, un claro respaldo por parte de los argentinos en las urnas en las elecciones intermedias el pasado día 26, que dotan al país de una mayor estabilidad política, que ahora va ya más allá del muy personal liderazgo por parte de Javier Milei. Los votantes que en su día apoyaron al Pro y Cambiemos de Mauricio Macri han optado esta vez por La Libertad Avanza de Milei. Los apoyos parlamentarios con los que cuenta ahora facilitarán que el país pueda aprobar los Presupuestos, así como poner en marcha varias de las reformas estructurales que necesita su economía, empezando por la laboral y la fiscal. Reformas que pueden sentar muy bien al dinámico sector emprendedor del país. Se trata no solo de incrementar la resiliencia frente a la incertidumbre, sino también de sentar las bases de la innovación y el crecimiento sostenible.
  4. Estos cuatro puntos, de forma conjunta, contribuyen a que los inversores y los directivos de las compañías internacionales puedan ya plantear en las reuniones de sus Boards y Consejos de Administración las oportunidades de inversión que ofrece Argentina, en destacados sectores como la agroindustria, la transformación digital, la energía y la minería. Ya empezando a suceder, por ejemplo, en las reuniones de las empresas españolas.
  5. Por último y como se ha analizado en profundidad durante el Foro, en el nuevo orden global el país cuenta con elementos relevantes para su completa inserción en la economía internacional. Queda muy claro cuando se constata que, el éxito a la hora atraer la inversión internacional en el mundo actual no se mide ya no solo con la atracción de las grandes multinacionales del automóvil, sino particularmente de centros de datos asociados a la revolución que está suponiendo la IA. Estos necesitan varios de los recursos con los que cuenta Argentina: energía, un clima propicio y capital humano formado, e incluso un clima de mayor seguridad que otros países de la región.

En este sentido, una de las empresas participantes en el Foro, Sur Energy, ha anunciado recientemente la construcción ya durante 2026 y 2027 del primer data center de inteligencia artificial de América Latina, que se situará en la Patagonia argentina, gracias a un acuerdo con OpenAI.

Estas razones para el actual optimismo constituyen fundamentos sobre los que seguir construyendo unas bases sólidas para la economía argentina, materializar las grandes oportunidades que ofrece el país y, así, ondear bien alto la bandera. Es el momento de cumplir durante los próximos meses con los compromisos adquiridos y las expectativas locales e internacionales.

 

José María Romero Vera

Director – Área económica e internacional