Equipo Económico mantiene su estimación de que el PIB se contraerá, al menos, un 10% y el déficit alcanzará el 15% a finales de 2020

Nota Informativa Ee

30 de junio de 2020

Madrid, 30 de junio de 2020.  La economía mundial y, en mayor medida la española, se están viendo afectadas por una crisis sin precedentes en la historia reciente, como consecuencia de la pandemia del Covid-19.  El paquete de medidas puesto en marcha en España para paliar los efectos de la crisis ha sido relevante, pero con un volumen más limitado que en otros países debido, en parte, al menor margen de maniobra de las cuentas públicas.

Con los datos de que dispone a fecha de hoy, Equipo Económico (Ee) mantiene las previsiones publicadas a mediados de mayo en el Panel de Funcas, en las que estimaba que la contracción del PIB español alcanzará, al menos, el 10% en 2020. En 2021, la reactivación de la economía le permitiría crecer el 7,2%, aunque la recuperación se producirá de forma heterogénea ente sectores, y será insuficiente para alcanzar los niveles anuales previos de crecimiento y empleo.

El mercado laboral reaccionará de forma análoga al desarrollo de la actividad; así, estimamos a que el nivel de empleo se reducirá el 9,5% interanual este ejercicio y la tasa de paro se situará en el 21%. Dada la incertidumbre existente, la creación de puestos de trabajo avanzará más lentamente, creciendo el 4,7% en 2021.

Las perspectivas de Equipo Económico apuntan además a que dominen, aún durante todo 2020, las fuerzas desinflacionistas, de forma que el crecimiento medio anual del IPC se situaría en el -0,5%. Lo que es compatible con que, en determinados sectores, como por ejemplo el agroalimentario y el tecnológico, y para determinados productos y servicios, se sigan observando claros incrementos en los precios.

Por su parte, las cuentas públicas se verán sometidas a una significativa degradación; el déficit público podría situarse en el entorno del 15% del PIB en 2020 y la deuda pública alcanzar el 120% del PIB.

En este contexto, resulta pertinente plantearse cuáles pueden ser los vectores de crecimiento interno de la economía española a largo plazo, sobre todo porque el complejo panorama internacional dificultará la tradicional vía inicial de recuperación de la economía española a través de una mayor demanda externa y el acceso a los flujos internacionales de financiación. Además, el sector turístico y sus 84 millones de visitantes en 2019, que ha venido contribuyendo de forma extraordinaria al conjunto de la economía española, se va a ver confrontado de manera especial a las restricciones sanitarias.

Sin duda, sectores líderes en España como la agroindustria, la automoción, la construcción, las energías renovables, la logística, los servicios financieros y el turismo han de jugar un papel relevante y adaptado a las nuevas demandas, relacionadas por ejemplo con las exigencias que impone la lucha contra el cambio climático y la degradación del medio ambiente. Asimismo, la pandemia ha puesto de manifiesto la mayor demanda de infraestructuras sanitarias y turísticas, que permitan el desarrollo de la actividad de forma segura, así como la importancia de las nuevas tecnologías.

El desarrollo y la financiación de los proyectos de crecimiento durante el periodo de recuperación necesitará de una estrecha colaboración de los sectores privado y público, y de estabilidad macroeconómica y regulatoria.

El sector privado se enfrenta a desafíos de gran envergadura derivados de la intensidad y profundidad de la crisis actual, destacando en el documento adjunto un conjunto de ideas, con el objetivo de contribuir a una mejor adaptación de la estrategia empresarial a la crisis económica, así como a los cambios estructurales que se están produciendo.

Por su parte, el sector público en España ha de generar una política económica adecuada para superar los retos que plantea la profundidad de la crisis y fortalecer la recuperación. Dentro de esta estrategia, la estabilidad presupuestaria y las reformas tienen que jugar un papel relevante para ganarse la confianza de los agentes económicos y en la consecución de la vuelta a una senda de crecimiento. Sólo así se conseguirá financiar la muy necesaria reactivación.

La forma y el ritmo a los que se producirá la recuperación -a la que apuntan ya los indicadores de actividad, gracias al avance del desconfinamiento-, dependerán de diversos factores como la duración de la pandemia y el acierto y la efectividad de las medidas de política económica adoptadas.

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